Los desplazamientos masivos de palestinos en Cisjordania ocupada alcanzaron niveles nunca antes vistos desde hace casi 60 años, cuando Israel empezó a apoderarse del territorio. Esa fue la alarma que encendió la ONU este martes, al denunciar que desde el 21 de enero de este año Tel Aviv ha desplegado una ofensiva de gran magnitud llamada "Muro de Hierro" en varias zonas de la región. A lo que se suma una expansión de asentamientos ilegales israelíes –que parece imparable– y la usurpación de sitios sagrados palestinos.
"Unas 30.000 personas fueron desplazadas desde el inicio de la operación 'Muro de Hierro' y continúan desplazadas hoy en día", explicó Thameen Al Kheetan, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Además, en estos seis meses, las fuerzas de seguridad de Tel Aviv “emitieron órdenes de demolición para unas 1.400 viviendas en el norte de Cisjordania (ocupada), añadió el portavoz, calificando estas cifras de "alarmantes".
"El desplazamiento permanente de población civil en un territorio ocupado equivale a una transferencia ilegal", insistió Al Kheetan, subrayando que esto podría considerarse una forma de limpieza étnica y constituir un crimen de lesa humanidad.
De hecho, esta reciente ofensiva israelí es "la más larga desde la Segunda Intifada", a principios de los años 2000, declaró Juliette Touma, portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). "Afecta a varios campamentos de refugiados en la región y provoca el mayor desplazamiento de población palestina en Cisjordania (ocupada) desde 1967", resaltó.
Según cifras de la ONU, las demoliciones realizadas por Israel desde la incursión del 7 de octubre de 2023 por parte del grupo de resistencia Hamás han desplazado a 2.907 palestinos en Cisjordania ocupada. Además, cerca de 2.400 palestinos, casi la mitad de ellos niños, fueron desplazados por acciones de colonos israelíes durante el mismo periodo.
El implacable crecimiento de los asentamientos ilegales en Cisjordania ocupada
Paralelo al “Muro de Hierro”, el Gobierno de Israel también ha impulsado el aumento de los asentamientos ilegales en Cisjordania ocupada. Un reporte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) reveló que Tel Aviv planea construir 2.339 unidades de asentamientos ilegales en distintas zonas del territorio.
A esa cifra se suman 430 unidades adicionales en los asentamientos existentes en el noreste de Ramala y el noroeste de Jerusalén ocupada. Además, se proyecta la construcción de 407 unidades adicionales en Belén, en el sur, y 150 más al oeste de Ramala.
De ahí que la OLP haya advertido que el plan israelí busca crear una continuidad geográfica entre los asentamientos ilegales exclusivos para judíos en Qalqilya, lo que conllevaría a un mayor aislamiento de las aldeas palestinas, confinándolas en guetos rodeados por asentamientos.
El informe también señaló un “papel complementario” entre el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, de extrema derecha, quien impulsa la expansión de los asentamientos, y el ministro de Defensa, Israel Katz, quien brinda protección a los colonos ilegales israelíes y sus ataques.
En esa línea, el jueves pasado, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, conocido por su postura extremista, anunció la creación de una unidad policial compuesta por colonos ilegales, en una medida interpretada como un intento de profundizar la anexión de facto de Cisjordania ocupada por parte de Tel Aviv.
Según datos de autoridades palestinas, actualmente hay 770.000 colonos ilegales israelíes distribuidos en 180 asentamientos y 256 puestos avanzada ilegales en Cisjordania ocupada.
La comunidad internacional, incluida la ONU, considera ilegales los asentamientos israelíes bajo el derecho internacional. Las Naciones Unidas han advertido en repetidas ocasiones que la continua expansión de los asentamientos amenaza la viabilidad de una solución de dos Estados, considerada clave para resolver el asunto palestino.
Detenciones sin tregua
Y hay más. Aparte de los desplazamientos forzados y la expansión de asentamientos ilegales, la ofensiva israelí también ejecuta detenciones masivas sin justificación. Las fuerzas de Tel Aviv arrestaron al menos a 35 palestinos, incluidos menores de edad y exprisioneros, durante una serie de redadas en distintas zonas de Cisjordania ocupada, según denunciaron organizaciones de derechos humanos.
De acuerdo con un comunicado conjunto emitido el martes por la Comisión de Asuntos de los Detenidos y la Sociedad de Prisioneros Palestinos, las detenciones se registraron en las ciudades de Nablus, Salfit, Qalqilya, Yenín, Tulkarem, Al Jalil (Hebrón) y Belén.
Ahora bien, es importante recordar que estas detenciones no son casos aislados, sino parte de una política sistemática de represión. Desde octubre de 2023, más de 18.000 palestinos han sido detenidos por las fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada, según cifras palestinas. Y este número no incluye a los miles de detenidos en Gaza durante el mismo período.
Organizaciones de derechos humanos estiman que Israel mantiene actualmente en sus cárceles a alrededor de 10.800 palestinos, entre ellos al menos 50 mujeres, 450 niños y 3.629 detenidos sin cargos ni juicio bajo su política de detención administrativa, ampliamente condenada.
En un incidente aparte ocurrido este martes, 12 palestinos resultaron heridos y otros dos fueron detenidos tras un asalto de tropas israelíes a una fábrica en la zona industrial Al Fahs de Al Jalil.
La Sociedad de la Media Luna Roja Palestina informó que sus equipos médicos atendieron y trasladaron a los trabajadores heridos al hospital luego de que supuestamente fueran agredidos por soldados israelíes. Testigos indicaron que las fuerzas atacaron a los trabajadores durante la incursión y detuvieron a dos personas antes de retirarse.
Este tipo de violencia forma parte de una tendencia más amplia y alarmante. Según el Ministerio de Salud palestino, al menos 998 palestinos han sido asesinados y más de 7.000 heridos en Cisjordania ocupada por fuerzas israelíes y colonos ilegales desde el inicio del genocidio israelí en Gaza en octubre de 2023.
Una mezquita, en manos de los judios
La ofensiva también alcanza sitios sagrados en el enclave. Según informó este martes el diario Israel Hayom, las autoridades de Tel Aviv retiraron a la municipalidad palestina de Hebrón las facultades administrativas sobre la mezquita Ibrahimi y las han transferido a un consejo religioso de colonos.
Al calificar la medida como un “cambio histórico y sin precedentes”, el diario señaló que la Administración Civil israelí había reasignado la autoridad sobre el sitio sagrado al consejo religioso del asentamiento de Kiryat Arba, ubicado junto a Hebrón en Cisjordania ocupada. El informe no especifica el alcance de los poderes transferidos, pero indica que la medida busca facilitar “cambios estructurales” en el lugar.
Esta decisión representa el primer cambio importante en el estatus de la mezquita desde las recomendaciones de 1994 de la Comisión Shamgar, que dividió el acceso asignando el 63% del sitio a los fieles judíos y el 37% a los musulmanes. Esa división fue establecida tras la masacre que cometió ese año el colono extremista Baruch Goldstein, quien asesinó a 29 fieles palestinos durante las oraciones al amanecer.
Según el diario, la Administración Civil ha buscado durante mucho tiempo implementar modificaciones estructurales en el sitio, incluyendo la renovación del techo y la construcción sobre el “Patio de Jacob”, que es utilizado por los fieles judíos la mayor parte del año.
Hasta ahora, no ha habido confirmación oficial por parte de las autoridades israelíes ni respuesta del gobierno palestino respecto al informe.
Sin embargo, en un comunicado emitido el 26 de febrero, el Ministerio palestino de Awqaf y Asuntos Religiosos reiteró que la mezquita Ibrahimi, también conocida como la Cueva de los Patriarcas y la Cueva de Majpelá, es “un patrimonio islámico exclusivo”, y condenó los esfuerzos israelíes para transformar la mezquita en una sinagoga judía.
La mezquita se encuentra en la Ciudad Vieja de Hebrón, en una zona bajo control total israelí donde viven alrededor de 400 colonos ilegales protegidos por unos 1.500 soldados israelíes.