Ante miles de fieles en el Vaticano, el papa León XIV saludó por primera vez como líder de la Iglesia católica este jueves por la tarde. Así, Robert Francis Prevost, de 69 años, se convirtió en el primer pontífice estadounidense y peruano de la historia.
Prevost llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, un perfil clave en un momento en que la Iglesia enfrenta profundas divisiones. Desde el balcón de la basílica de San Pedro, hizo un llamado a “construir puentes” mediante el “diálogo”, e invitó a avanzar “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.
El nuevo papa, que ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos y el resto entre Europa y América Latina, fue uno de los cardenales más cercanos al papa Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores. Sin embargo, al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.
El estadounidense Robert Prevost es el nuevo líder de la Iglesia católica. Elegido este jueves como sucesor de Francisco, fue presentado en el balcón de la basílica de San Pedro bajo el nombre de León XIV.
La trayectoria de León XIV
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Prevost es hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y de Mildred Martínez, de raíces españolas. Pasó su infancia y adolescencia en esa ciudad, donde dio sus primeros pasos en la vida religiosa: estudió en el Seminario Menor de los Padres Agustinos y luego en la Universidad de Villanova, en Pensilvania, donde se licenció en Matemáticas y estudió Filosofía. En 1977, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín en St. Louis y cinco años más tarde fue ordenado sacerdote.
En 1985 fue enviado como misionero a Perú, un punto de inflexión en su vida que marcaría su vínculo con América Latina.
Primero estuvo en la región de Chulucanas, en Piura, en el norte del país. Fue la primera de muchas estadías allí. Al año siguiente se instaló en Trujillo, donde dirigió la formación de jóvenes aspirantes agustinos de los vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Durante más de una década estuvo en contacto directo con los desafíos pastorales y sociales de la región.
Más adelante, en 1999, fue elegido Prior Provincial de la Provincia Agustiniana "Madre del Buen Consejo" en Chicago. Poco después, en el Capítulo General Ordinario de la orden, sus hermanos lo eligieron Prior General de los agustinos, cargo para el que fue reelegido en 2007.
Sin embargo, el papa Francisco lo llamó nuevamente a Perú en 2014: lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo y, posteriormente, obispo de esa ciudad. Para ejercer esos cargos eclesiásticos, Prevost solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana, en cumplimiento de uno de los acuerdos vigentes entre la Santa Sede y el Estado peruano.
Esa cercanía con Francisco se haría más visible años después. En 2023, el pontífice lo convocó a Roma para ocupar un puesto clave en la estructura vaticana: prefecto del Dicasterio para los Obispos, el organismo encargado de seleccionar a los nuevos obispos del mundo.
Prevost también se desempeñó como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
Su lema episcopal es In Illo uno unum, palabras que San Agustín pronuncia en un sermón, la Exposición sobre el Salmo 127, para explicar que “aunque los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno”.