La semana pasada, la Plaza Seyouf, en el suburbio damasceno de Yaramana, se llenó de voces drusas que se alzaron en protesta. Convocados por el temor y la indignación, manifestantes de esta minoría histórica salieron a las calles para rechazar las recientes declaraciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El líder israelí había amenazado con ataques contra Siria, en un contexto donde prometió impedir que el ejército sirio avanzara hacia el sur de Damasco, exigiendo la completa desmilitarización de la zona.
Desde la oficina de Netanyahu se lanzó un mensaje claro: “No permitiremos que el régimen islámico extremista en Siria dañe a la comunidad drusa”, posicionando a Israel como supuesto protector de esta minoría. Sin embargo, al revisar los medios israelíes, puede parecer que la comunidad drusa apoya mayoritariamente la creciente asertividad israelí en su territorio, aunque expertos aseguran que la realidad es muy distinta.
“La percepción que el gobierno israelí intenta crear es falsa. No existe una postura pro-israelí entre los drusos sirios”, explica Omer Ozkizilcik, investigador del Atlantic Council, citado por TRT World. La gran mayoría de los líderes espirituales drusos en Siria han rechazado públicamente cualquier integración con Israel.
El 4 de marzo, el jeque Hikmat Al-Hijri, líder espiritual supremo de los drusos sirios, afirmó que esta comunidad seguirá firme en su compromiso con la unidad de Siria, sin importar los cambios políticos. De forma similar, el jeque Suleiman Abdul Baqi rechazó toda interferencia externa: “Somos sirios, nuestra identidad es siria, y queremos construir el país y vivir en paz”. El jeque al-Jarbou, en el pasado, también definió a los drusos como “una parte inseparable de Siria”.
Según Ozkizilcik, la administración de Damasco mantiene contacto con los líderes drusos y no ha ejercido amenazas verbales ni físicas. “Israel afirma protegerlos de una amenaza que en realidad no enfrentan”, concluye.
En contra de la anexión y del oportunismo israelí
En los Altos del Golán ocupados, la comunidad drusa ha resistido históricamente la anexión israelí, una postura que se remonta a la creación del estado de Israel.
“Históricamente hablando, Israel siempre quiso usar a los drusos como un cuchillo para apuñalar por la espalda al arabismo en la Palestina histórica”, dice Eduardo Wassim Aboultaif, académico y miembro del consejo editorial Druze Studies Journal.
La anexión formal del Golán en 1982 desató protestas masivas y una huelga general de seis meses por parte de los drusos. Con el tiempo, Israel intentó integrarlos en su sistema político mediante la oferta de ciudadanía y el servicio militar obligatorio, pero Aboultaif afirma que muchos lo aceptaron forzadamente, como parte de una política de empobrecimiento económico: “Sus municipios reciben menos fondos que los judíos; no hay desarrollo ni inversión extranjera, y más de la mitad de sus tierras han sido confiscadas desde 1948”.
Israel también impulsa una narrativa de “hermandad judeo-drusa” en discursos y libros de texto, presentando a los drusos como socios leales del Estado judío, ignorando su identidad árabe y palestina. Sin embargo, Aboultaif advierte que los drusos conocen la realidad: “Israel los usa para proteger sus fronteras, mientras ellos son ciudadanos de segunda categoría, marginados y sin acceso a los recursos estatales”.
“Viviendo bajo el peso de las políticas israelíes”
La gran mayoría de los drusos del Golán sigue rechazando la ciudadanía israelí, negándose a romper sus lazos con Siria. A finales de 2024, apenas unos 6.000 de los 29.000 residentes drusos en los Altos del Golán ocupado contaban con ciudadanía israelí, lo que representa solo el 20% de la población local drusa.
“Los drusos israelíes enfrentan hoy condiciones de vida muy duras y, aun así, se les exige cumplir con el servicio militar en el ejército israelí. Es una situación realmente difícil para ellos”, señala Tuba Yildiz, académica experta en comunidades drusas.
Yildiz sostiene que la mayoría de los drusos sirios mantienen un sentimiento antiisraelí y un fuerte sentido de nacionalismo árabe. “Aunque los drusos israelíes hoy expresan lealtad al Estado, siguen viviendo bajo el peso de sus políticas”, explicó a TRT World.
“Sin embargo, Israel no dejará en paz a los drusos sirios y hará todo lo posible por inclinarlos hacia sus intereses”, añadió.
La académica advierte además que cualquier falta de acción por parte del presidente Al-Sharaa para fortalecer las instituciones estatales y contrarrestar la influencia israelí —protegiendo los derechos de la comunidad drusa— podría generar “riesgos significativos” en el futuro.
Hasta ahora, Al-Sharaa ha mantenido el diálogo con los líderes drusos para asegurarles su lugar en el futuro de Siria. En diciembre de 2024, nombró a Muhsina Al-Mahithawi, miembro de la minoría drusa, como la primera mujer gobernadora de la provincia sureña de Al-Suweida. En ese mismo mes, durante un encuentro con el líder druso libanés Walid Jumblatt, aseguró que ninguna secta sería excluida de la “nueva era” de Siria.
El 4 de marzo, Al-Sharaa condenó los ataques israelíes en el sur de Siria, señalando que evidencian “intenciones expansionistas” de Israel, durante una conferencia en la cumbre árabe celebrada en Egipto.
“La agresión israelí es una explotación del colapso del régimen. Israel justifica sus ataques alegando preocupaciones de seguridad, pero en realidad refleja intenciones expansionistas”, afirmó.
Al ser consultado sobre la respuesta planificada de Siria, Al-Sharaa evitó dar detalles, indicando: “Esto es algo que no deberíamos divulgar por ahora”.