En una escalada considerada provocadora por Damasco, aviones de combate israelíes atacaron la madrugada del viernes objetivos cercanos al Palacio del Pueblo, residencia simbólica del poder en Siria y sede del gobierno encabezado por el presidente Ahmed Al-Sharaa.
El bombardeo, el segundo de Israel en territorio sirio en lo que va de la semana, se produjo pocas horas después de que las autoridades sirias alcanzaran un acuerdo crucial con líderes de la comunidad drusa en el suburbio damasceno de Jaramana. El pacto busca restablecer la seguridad y desarmar a grupos locales, en un intento por contener tensiones sectarias que habían estallado días antes.
Según el Ministerio de Información sirio, al menos 11 efectivos de seguridad murieron en dos ataques distintos.
Mientras Israel justificó la ofensiva como una medida preventiva para proteger a las comunidades drusas del sur del país, el gobierno sirio denunció la acción como un intento deliberado de sabotear los recientes esfuerzos de reconciliación nacional y reafirmar su influencia en una región donde tropas israelíes han mantenido posiciones dentro de la zona desmilitarizada desde finales de 2024.
“Este es un mensaje claro para el régimen sirio”, advirtieron el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, en una declaración conjunta en la que amenazaron con nuevas intervenciones si Damasco despliega fuerzas hacia el sur.
Sin embargo, funcionarios sirios acusan a Israel de utilizar la narrativa de protección a las minorías como una cortina de humo para avanzar objetivos estratégicos más profundos. “Israel continúa violando la soberanía de Siria bajo el pretexto de proteger a las minorías”, declaró un portavoz del gobierno, quien subrayó que Damasco ya colabora activamente con líderes drusos locales para estabilizar el sur del país.
El jueves por la mañana, ancianos drusos y autoridades gubernamentales en Jaramana alcanzaron un acuerdo de seguridad integral que incluye la entrega de armamento pesado al Estado, el despliegue de fuerzas del Ministerio del Interior y la instalación de nuevos puntos de control destinados a proteger a la población civil. Tanto el gobierno central como los líderes comunitarios aplaudieron el pacto como un paso concreto hacia la reconciliación y la unidad nacional.

Israel ha lanzado nuevos ataques aéreos en Siria, justificándolos como defensa de la comunidad drusa. Estos ataques, en medio de crecientes tensiones internas, aumentan la violencia y la inestabilidad regional.
Desde Suweida —provincia que concentra gran parte de la población drusa en Siria— figuras religiosas drusas rechazaron abiertamente cualquier agenda separatista y ratificaron su lealtad al Estado sirio.
“Rechazamos toda división o injerencia extranjera en nuestros asuntos internos”, afirmaron en un comunicado oficial.
Analistas regionales coinciden en que los bombardeos israelíes buscan entorpecer los esfuerzos de Damasco por recuperar el control interno y proyectar estabilidad tras años de guerra. Para las autoridades sirias, Israel se vale del argumento de protección a las minorías para justificar actos de agresión militar y mantener su presencia en el sur sirio, particularmente en los Altos del Golán.
Pese a su retórica en favor de los intereses drusos, Israel desestima la voluntad de muchos ciudadanos drusos sirios, quienes han manifestado su respaldo a la soberanía nacional y su rechazo a toda forma de intervención extranjera.
Los ataques aéreos de esta semana se producen en medio de crecientes críticas internacionales hacia el papel desestabilizador de Tel Aviv en países vecinos como Líbano y Gaza, lo que vuelve a poner en tela de juicio la legitimidad de sus acciones militares más allá de sus fronteras.