El Gobierno de Israel destapó sus cartas sobre los planes de fuego, muerte, expulsión y “ocupación total” que tiene para Gaza. En una decisión unánime, el gabinete de seguridad del primer ministro, Benjamín Netanyahu, aprobó este lunes una propuesta que contempla apoderarse por completo del enclave palestino, expandiendo sus ya letales, sangrientas y devastadoras operaciones militares.
A través de un comunicado, la oficina de Netanyahu señaló que el “plan operativo”, presentado por el jefe del ejército Eyal Zamir, exige que las fuerzas israelíes “conquisten” Gaza y mantengan el territorio bajo su control. En un video, el primer ministro aseguró que la operación será “intensiva” y que habrá más palestinos desplazados en Gaza “por su propia seguridad”.
Justamente, el Canal 12 de Israel indicó que el plan prevé la reubicación forzosa de palestinos del norte al sur de Gaza. El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, de ultraderecha, le dijo al Canal 13 que la población será desplazada a la zona entre Rafah y Jan Yunis, donde, según indicó, se distribuirá la ayuda humanitaria bajo vigilancia de seguridad israelí.
Smotrich agregó que, una vez que comience la nueva ofensiva en el enclave, "no habrá retirada de los territorios que hemos conquistado, ni siquiera a cambio de rehenes". "Por fin vamos a ocupar Gaza. Dejaremos de temerle a la palabra 'ocupación'", declaró.
Posteriormente, en afirmaciones más incendiarias sostuvo que "Gaza será destruida, los civiles serán enviados al sur, a una zona humanitaria, y desde allí empezarán a partir en gran número hacia terceros países".

El Ejército de Israel convocó a miles de reservistas para ampliar sus operaciones militares en Gaza, en medio de una crisis por cuenta del bloqueo a la ayuda humanitaria. Al menos 57 palestinos han muerto por hambruna, denuncian autoridades locales.
El control de la ayuda humanitaria como arma de presión
Smotrich también mencionó cómo Tel Aviv planea utilizar la ayuda humanitaria para ejercer control en Gaza: "Por fin estamos tomando el control de toda la ayuda humanitaria para que no se convierta en suministros para Hamás".
De manera similar, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, reafirmó su insistencia de someter a los palestinos a una hambruna devastadora como parte de la ofensiva genocida en curso.
Según el Canal 14 de Israel, Ben-Gvir afirmó que “la única ayuda que debería entrar en Gaza es la destinada a la migración voluntaria”, una clara expresión de la agenda de deportación destinada a vaciar el enclave de su población.
Todas estas afirmaciones del gobierno israelí no dejan lugar a dudas: no se trata de una ofensiva limitada o temporal, es una operación de ocupación a gran escala.
La ONU enciende las alarmas
Por su parte, la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU advirtió contra el plan de las autoridades israelíes para cerrar el sistema de ayuda existente en Gaza. "No aceptamos una propuesta ni un plan que no respete los principios humanitarios fundamentales de imparcialidad, neutralidad e independencia en la prestación de la ayuda", declaró el portavoz de la agencia, Jens Laerke, en Ginebra.
El plan de Israel está "diseñado para controlar y restringir aún más los suministros, lo cual es lo contrario de lo que se necesita", añadió Laerke. En ese sentido, volvió a reiterar que las restricciones israelíes a la ayuda humanitaria en el enclave amenazan con convertir las labores de socorro en un "arma" de guerra, ya que el acceso sigue siendo críticamente limitado.
"Parece ser un intento deliberado de convertir la ayuda en un arma, y llevamos mucho tiempo advirtiendo contra ello", declaró. "La ayuda debe brindarse en función de las necesidades humanitarias a quien la necesite, priorizando a quienes más la necesitan, y no debe utilizarse de ninguna manera como táctica para desplazar a la gente a un lugar determinado ni para convencerla de hacer esto o aquello".
El agua está siendo utilizada para destruir a los palestinos
La presión israelí no termina allí. Según Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, la destrucción sistemática de infraestructuras hídricas en Gaza a manos de Tel Aviv constituye una “bomba silenciosa pero letal”.
"Cortar el suministro de agua potable a la población equivale a lanzar sobre ellos una terrible bomba silenciosa... silenciosa pero letal", denunció. Casi el 70% de la infraestructura hídrica ha sido destruida, reduciendo el acceso al agua potable a solo cinco litros por persona al día, muy por debajo del mínimo humanitario de 100 litros recomendado por la OMS.

Los pocos hospitales que aún funcionan en Gaza están a punto de quedar paralizados por el bloqueo israelí a la entrada de ayuda. Solo hay reservas para tres días. Mientras, la ONU señala que el enclave sufre una situación humanitaria “inimaginable”.
La mayoría del agua disponible está contaminada por salinidad y residuos fecales, lo que ha llevado a un aumento dramático de enfermedades gastrointestinales, infecciones cutáneas y fallos renales. Las amenazas de epidemias como disentería y cólera son inminentes, especialmente entre los menores, cuyo sistema inmunológico ya se encuentra debilitado por la desnutrición crónica.
“El agua se está utilizando como arma, pero no contra otro ejército o milicia, sino contra la población”, afirmó Arrojo-Agudo. “De hecho, esto no ocurre solo en Gaza. El agua es un elemento clave de la estrategia bélica y de ocupación de Israel en los territorios palestinos”.
Una ducha cada 4.500 personas y un inodoro cada 220 personas
El colapso del sistema de saneamiento agrava aún más la situación sanitaria. Según datos de la ONU, solo hay una ducha por cada 4.500 personas desplazadas y un inodoro por cada 220. La defecación al aire libre se ha vuelto práctica común. Las mujeres carecen de acceso a productos básicos de higiene durante la menstruación, lo que las expone a enfermedades y condiciones denigrantes.
“Después del inicio de los ataques de Israel, la mayoría de las instalaciones de saneamiento fueron bombardeadas. Incluso las pocas que quedaron operativas no pueden funcionar debido al corte total de electricidad”, señaló el experto.
Los palestinos en Gaza no pueden huir de estas condiciones. Israel ha sellado las fronteras por completo, y los cruces, como Rafah, han sido objeto de constantes ataques.
“Millones de personas están atrapadas sin escapatoria”, insistió Arrojo-Agudo. Para frenar el colapso total, propuso como pasos inmediatos un alto el fuego, la apertura de corredores humanitarios y el ingreso de agua, combustible y asistencia médica. También exigió a la comunidad internacional que actúe con firmeza para detener la ocupación ilegal y hacer cumplir el derecho internacional humanitario.
La masacre continúa
Desde el inicio de la brutal ofensiva militar de Israel contra Gaza, en octubre de 2023, más de 52.500 palestinos han sido asesinados. La mayoría de las víctimas son mujeres, niños y ancianos, que han perecido en bombardeos indiscriminados sobre zonas residenciales, escuelas, hospitales y campos de refugiados.
Miles de cuerpos siguen atrapados bajo los escombros, y los equipos de rescate, sin electricidad ni combustible, no han podido recuperarlos. Las morgues están desbordadas, los hospitales han colapsado, y las condiciones de vida son descritas por organismos internacionales como “inhumanas”.
En noviembre de 2024, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos en Gaza.
Paralelamente, Israel enfrenta una demanda por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, por sus acciones contra el enclave.