La Antártida, ese territorio consagrado a la ciencia y la paz, se ha convertido en los últimos años en un nuevo punto de encuentro entre Türkiye y América Latina. Este acercamiento no es casual: mientras el país euroasiático consolida su presencia polar con nueve expediciones científicas desde 2017, Argentina emerge como su socio natural en la región gracias a sus 120 años de experiencia ininterrumpida en el continente blanco.
Este vínculo trasciende lo bilateral ya que representa una oportunidad histórica para América Latina, que cuenta con una amplia red de bases antárticas lideradas por Argentina y Chile. Türkiye, al profundizar la cooperación con estos países, no solo accede a logística clave como el puerto de Ushuaia —el más cercano a la Península Antártica—, sino que fortalece el papel del Sur Global en la gobernanza polar, tradicionalmente dominada por potencias del norte.
Türkiye: un actor con voz propia
Türkiye ha logrado en poco tiempo lo que a otros les tomó décadas: nueve expediciones científicas, una base temporal, y planes para una instalación permanente. Este ritmo acelerado refleja la prioridad que Ankara otorga al continente como parte de su proyección como potencia científica global.
Desde su primera expedición nacional en 2017, Türkiye ha llevado a cabo nueve misiones científicas consecutivas bajo los auspicios del Estado, a través del Programa Antártico Nacional (TAE). Este esfuerzo interinstitucional –que involucra al Ministerio de Industria y Tecnología, el Consejo de Investigación Científica (TUBİTAK) y el Instituto Polar Turco (TUBİTAK MAM)– ha producido contribuciones significativas al conocimiento polar global, con investigaciones pioneras sobre el retroceso glaciar, el aumento del nivel del mar y ecosistemas marinos antárticos.
En este sentido, el Dr. Ariel González Levaggi, especialista en Relaciones Internacionales afirma: "La vocación antártica de Türkiye está vinculada a su proyección como actor global y su vocación de ser parte de la discusión de temas que son cruciales para el futuro de la humanidad”.
El Tratado Antártico, un marco para la cooperación internacional
El Tratado Antártico, firmado en 1959 con Argentina entre sus miembros fundadores, sigue siendo la piedra angular que regula las actividades en la Antártida. Sus principios fundamentales incluyen el uso pacífico del continente, la libertad de investigación científica, la protección ambiental y el congelamiento de reclamaciones territoriales. Actualmente, el mismo cuenta con 54 países miembros, de los cuales 29 tienen estatus consultivo, lo que les permite sentarse en la mesa de la toma de decisiones del futuro del continente.
El estatus consultivo en el Tratado Antártico se concede a aquellos países que demuestran un compromiso sustancial con la investigación científica en la región mediante actividades relevantes y continuas. Hoy lo poseen tanto potencias tradicionales como Estados Unidos, China, Rusia o Reino Unido, y países latinoamericanos como Argentina y Chile. Para Türkiye, lograr ese reconocimiento significa sentarse en la mesa de la toma de decisiones sobre el futuro del continente. Desde 2017, Ankara viene avanzando en esa dirección con pasos firmes: desarrolló un programa polar propio, organizó expediciones anuales, instaló una base temporal y proyecta una base permanente. Esa combinación de ciencia, constancia y visión a largo plazo consolida su candidatura como próximo miembro consultivo de pleno derecho.
La Antártida y América Latina, una historia compartida
El continente blanco cuenta con una significativa presencia de países latinoamericanos, que en conjunto operan más de 25 bases antárticas, demostrando el compromiso de la región con la investigación polar y la gobernanza internacional. Este despliegue se distribuye de la siguiente manera: Argentina lidera la red de bases antárticas en Latinoamérica, manteniendo 13 bases operativas con 7 bases permanentes. Seguida por Chile con 12 instalaciones (4 permanentes), incluyendo el único asentamiento civil del continente, 'Villa Las Estrellas'. Brasil, por su parte, se encuentra en pleno proceso de modernización de su base Comandante Ferraz. Es importante señalar que esta red de bases no es estática y su configuración responde a prioridades nacionales, recursos económicos o los acuerdos de cooperación vigentes.
A lo largo del siglo XX, Argentina consolidó su presencia con la creación de bases permanentes como Base Marambio (1969), la primera pista de aterrizaje en el continente, y Base Esperanza (1952), donde incluso se han registrado nacimientos de argentinos. Estas bases no solo han sido centros de investigación científica, sino también símbolos de la soberanía en la región. Además, Argentina alberga en su capital la Secretaría Permanente del Tratado Antártico (ATS).
Una alianza polar para el futuro
La cooperación entre Türkiye y Argentina en la Antártida no solo abre un capítulo bilateral prometedor, sino que redefine el rol del Sur Global en la gobernanza de uno de los territorios más estratégicos y simbólicos del planeta. Mientras Türkiye avanza con determinación para convertirse en un actor polar reconocido, Argentina ofrece experiencia, logística y legitimidad acumuladas durante más de un siglo. Este acercamiento entre ambos países no es solo funcional sino profundamente político.
Desde el rincón más austral del mundo, los países del Sur Global también están reescribiendo las reglas de la gobernanza internacional. Türkiye y Argentina, al unir ciencia, diplomacia y visión estratégica, encarnan ese nuevo paradigma: una alianza polar que mira al futuro con vocación de equidad, sostenibilidad y protagonismo compartido.