Era mecánico y hoy se juega la vida desactivando bombas abandonadas en Siria
NUEVA SIRIA
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Era mecánico y hoy se juega la vida desactivando bombas abandonadas en SiriaTras perder a su hijo en un bombardeo, Bassam Al-Hassan se dedica a salvar vidas desactivando minas y explosivos en Siria. Estuvo a punto de morir en cuatro ocasiones, pero su compromiso sigue intacto.
Bassam Al-Hassan transporta municiones sin detonar en un cuartel abandonado al este de Daraa para deshacerse de ellas. Foto: Emad Al Basiri / TRT Español
7 de mayo de 2025

Cada mañana, Bassam Al-Hassan, conocido como Abu Omar Ingeniería, se despide de sus hijos con la incertidumbre de si esa será la última vez que los verá. Y no es para menos,  pues en su trabajo, cada día, Bassam se juega la vida. Es uno de los responsables de desactivar minas y bombas sin detonar que quedaron de los tantos años de guerra civil en Siria, que aún siguen provocando dolor y muerte.

Desde la caída del régimen de Bashar Al-Assad en diciembre de 2024 y el retorno de más de 1,2 millones de personas a sus hogares tras años de desplazamiento, las víctimas causadas por minas y restos de guerra en Siria han aumentado notablemente. Según HALO Trust, una organización no gubernamental dedicada a la eliminación de minas que trabaja en Siria desde 2017, entre diciembre y marzo al menos 640 personas han muerto o resultado heridas debido a minas y otros explosivos.

Es probable que esta cifra sea inferior a la real, ya que no existe un registro centralizado de los incidentes en todo el país, según HALO Trust.

Al Hassan se juega el pellejo a diario. Durante una de las comunicaciones con TRT Español, reveló: "Ahora mismo estoy intentando sacar un misil de una casa. Volveré a llamar después de terminar... si seguimos con vida".

Con calma y extrema precaución, transporta proyectiles sin detonar a un lugar designado dentro de un cuartel abandonado cerca del pueblo de Al-Naima, en el este de la provincia de Daraa, en el sur de Siria. Hace una pausa para tomar café y luego los detona a distancia para evitar que caigan en manos de civiles.

Al Hassan había recibido información de pastores que, mientras llevaban a su ganado cerca del cuartel —un antiguo emplazamiento militar del régimen de Assad—, escuchaban explosiones por la noche. El jueves 24 de abril de 2025 acudió junto a sus compañeros y limpiaron el área. Además, compartió su número de teléfono para que cualquier persona que descubriera una mina o cualquier otro tipo de resto de guerra pudiera contactarlo, de modo que él y su equipo pudieran eliminar el peligro.

Este hombre de 55 años, originario de los Altos del Golán ocupados, vive en la provincia de Daraa. Lleva un registro de cada desactivación de bombas y comparte las imágenes en su cuenta de Facebook. Detrás de cada fotografía hay una historia: el rastro de un ataque, las víctimas que dejó o el peligro que aún representan para los civiles. Con cada misión, busca evitar que estos artefactos cobren más vidas. 

La tragedia en carne propia

Al Hassan vivió toda la guerra en su ciudad sin abandonarla. La tragedia lo rodeó desde pequeño: su padre fue asesinado durante la Guerra de Octubre contra Israel en 1973, cuando él tenía apenas tres años.

En 2017, su hijo de 18 años murió a causa de un bombardeo del régimen de Assad en el barrio de Tariq Al-Sadd, en Daraa. Otro de sus hijos resultó herido. 

Él mismo fue víctima de cuatro heridas a lo largo de los años: en 2014 y 2016, sufrió tres heridas por esquirlas debido a los bombardeos. En 2020, mientras trabajaba con un amigo en la eliminación de artefactos explosivos, su compañero pisó una mina. La explosión le costó la pierna, y Al Hassan sufrió fracturas en el pecho y una pérdida temporal de la visión.

Experto en minas y restos de guerra

Adquirió una vasta experiencia en la desactivación de minas y otros tipos de restos de guerra desde 2013, cuando comenzó esta labor por razones humanitarias. “Comencé de manera sencilla, pero aprendí de un amigo en los Cascos Blancos que había tomado una formación en Jordania. Con el tiempo, trabajamos limpiando granjas y casas, luego escuelas y viviendas, hasta que adquirimos una buena experiencia”, comenta Al Hassan a TRT Español.

Antes de la revolución siria de 2011 y la guerra, Al Hassan era electricista y mecánico. Entonces, aplicó sus habilidades en esas áreas al desmantelamiento de minas, lo que le ayudó aún más a dominar esta profesión, que en ocasiones puede ser mortal.

Toda Siria está llena de restos de guerra y minas. Desde 2011, el régimen comenzó a sembrar minas en las fronteras con Líbano y Türkiye sin advertencias claras, según la Red Siria para los Derechos Humanos.

Entre 2011 y 2024, la red ha documentado más de 3.500 civiles muertos, incluidos 931 niños y 362 mujeres, además de trabajadores humanitarios y periodistas.

Una crisis agravada tras la caída de Assad

No pasa un día sin que haya víctimas debido a la explosión de restos de minas en Siria. En la mañana del 14 de abril de 2025, tres niños murieron y otros cinco resultaron heridos tras la explosión de un proyectil con el que estaban jugando en la localidad de Tsil, en la región occidental de Daraa, en el sur del país.

El contacto accidental con estos restos de guerra provoca la muerte de cientos de personas, especialmente niños, quienes se sienten atraídos por los objetos extraños que confunden con juguetes. Según un informe de la ONU, un tercio de las víctimas son niños. 

Después de la derrota del régimen, la carga aumentó para los desactivadores de bombas. “Muchas personas, en el caos tras la caída del régimen, tomaron proyectiles de los almacenes de armas, y algunos intentaron desactivarlos, pero explotaron. Otros quedaron tirados en las calles o parques. Desde diciembre, hemos eliminado toneladas de explosivos", dice Al Hassan.

Lo que motivó a Al Hassan a continuar con este trabajo es el daño que causan los restos de guerra, especialmente cuando las víctimas son menores de edad. “Las heridas que sufrían los niños es algo que parte el corazón”, cuenta.

Una lucha diaria por la supervivencia

El trabajo de Al Hassan no solo está lleno de riesgos, sino que también requiere un conocimiento preciso sobre los tipos de misiles, municiones, minas y métodos para plantarlas. “Durante la guerra, había diferentes facciones, y cada una tenía una forma específica de hacer explosivos o colocar minas. Los más complejos eran los de DAESH y Hezbollah”, explica. 

Las que fabricaba el régimen de Assad y usaba para bombardear las zonas no eran menos complicadas, como los cohetes tipo Fíl (Elefante), que los residentes conocen bien, o las mangueras rellenas con materiales altamente explosivos, que pueden medir entre 6 y 18 metros. Al Hassan también logró eliminar este tipo de artefactos.

"Una vez, nos informaron periodistas sobre su ubicación en la calle principal de la ciudad de Al-Harak, al este de Daraa. La ciudad había sido atacada con este tipo de cohetes hacía unos dos o tres años, y nadie había podido deshacerse de ellos debido a que contenían materiales de alta explosividad. Después de recibir la información, nos dirigimos al lugar y logramos desactivarlos en varias fases, detonándolos lejos de la gente”, recuerda y suspira. “Esto requiere paciencia”. Y, por supuesto, alguien lleno de coraje como él.

FUENTE:TRT Español
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