Más de 65.000 niños en Gaza están en riesgo inmediato de morir por hambre debido al asedio impuesto por Israel y al bloqueo total de suministros esenciales desde hace más de dos meses. Así lo advirtió la Oficina de Medios de Gaza, alertando sobre el uso del hambre como arma de guerra.
“La ocupación israelí está provocando una hambruna que mata a civiles y cometiendo un crimen sistemático contra 2,4 millones de personas al cerrar los pasos fronterizos y bloquear 39.000 camiones con alimentos, combustible y medicinas, en violación flagrante del derecho internacional”, indicó en un comunicado.
También señalaron que todas las panaderías llevan más de 40 días sin funcionar, lo que ha dejado a la población sin pan. “Más de 65.000 niños enfrentan ahora el riesgo de morir por desnutrición, mientras Israel convierte el hambre en un arma contra los civiles”, agregaron.
Desde el 2 de marzo, Israel mantiene cerrados los accesos a Gaza, impidiendo la entrada de alimentos, medicinas y asistencia humanitaria. Así lo confirman autoridades locales, organizaciones de derechos humanos y reportes internacionales. El bloqueo, en paralelo a los incesantes ataques, ha sumido a Gaza en una hambruna sin precedentes, dejando a toda una generación marcada por el trauma silencioso del hambre.
Los líderes de Tel Aviv ya no esconden su verdadero objetivo en Gaza: ocupar el enclave por completo y expulsar a los palestinos de su tierra. Será una operación “intensiva”, anunció el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Una generación marcada por el hambre
Dana Al-Hajj es uno de los rostros de esta tragedia.
Con once años, Dana ya ha vivido y sufrido más que muchas personas en toda una vida. La ofensiva israelí destruyó su casa en Khan Younis. Hoy yace débil y en silencio junto a su madre, en una carpa improvisada en Deir Al-Balah. Su cuerpo, pálido y esquelético, refleja el sufrimiento de miles de niños en Gaza.
Dana fue operada del cerebro antes de la ofensiva y mostraba avances, pero el hambre constante ha revertido su recuperación y su salud se ha deteriorado gravemente por la falta de alimentos. Ahora solo quedan huesos bajo su piel, y su voz se ha convertido en pequeños quejidos de dolor.
El ejército israelí destruyó su casa hace meses. Desde entonces, su familia fue desplazada y vive en una tienda improvisada sobre el suelo de cemento, sin protección frente al calor del verano ni al frío del invierno.
“Antes era casi una niña normal. Ahora ni siquiera reconoce la comida. No acepta enlatados. Llora todo el día de hambre y no puedo hacer nada. Ni siquiera tenemos leche”, dice su madre.
“Necesita comida natural, suplementos, atención médica. No es un lujo, es una necesidad urgente”, insiste su madre. “Ni siquiera puede mantenerse de pie”.
“No hay frutas, ni verduras, ni medicamentos. Solo intentamos sobrevivir, pero esto ya no es vida”, añade la madre de Dana. “Pero no hay nada. Lo hemos perdido todo”.

Israel empieza a ejecutar una nueva fase de su genocidio en Gaza, inspirándose en la Biblia para justificar nuevas masacres. Tawfiq Kassab documentaba en redes la resistencia de su pueblo hasta que se convirtió en otra víctima de inanición en Gaza.
En medio del sufrimiento, miles de familias hacen fila durante horas en cocinas comunitarias, donde reciben apenas una ración para todo el día. Madres como la de Dana intentan que una sola comida dure todo el día, viendo cómo sus hijos se debilitan. Con la mirada al mundo, lanza un último ruego desesperado: “Abran los cruces (para ayuda humanitaria). Salven a mi hija antes de que sea demasiado tarde”.
Ataques, bloqueo y más asesinatos
Pese a esta situación crítica, los ataques aéreos y terrestres de Israel sobre Gaza no se detienen, y la ayuda humanitaria sigue bloqueada en todos los cruces.
Desde el 2 de marzo, Israel mantiene cerrados los accesos a Gaza, impidiendo la entrada de alimentos, medicinas y asistencia humanitaria. Así lo confirman autoridades locales, organizaciones de derechos humanos y reportes internacionales.
“El 70% de Gaza está dentro de una zona militarizada por Israel, bajo órdenes de evacuación o en áreas donde ambas condiciones se superponen”, informó este viernes el portavoz de Naciones Unidas, Farhan Haq.
Desde octubre de 2023, cerca de 52.800 palestinos han muerto por la ofensiva israelí, en su mayoría mujeres y niños.
Los ataques continuaron este viernes, cuando al menos cuatro palestinos murieron y otros resultaron heridos por un bombardeo israelí contra un centro de distribución de ayuda de la agencia de la ONU para refugiados (UNRWA), cerca de un refugio para desplazados en el campo de refugiados de Jabalia.
Luego, este sábado, al menos siete palestinos murieron en nuevos ataques aéreos y de artillería israelíes. Cinco de ellos pertenecían a una misma familia, incluidos tres niños, y murieron cuando un bombardeo alcanzó su tienda en el barrio de Sabra, en el sur de la Ciudad de Gaza. En un ataque separado, un hombre murió en el barrio de Al-Tuffah, en el este de la ciudad.
“Sé el peso de estas palabras. No las escribo a la ligera. Las escribo porque estoy cansado de los eufemismos. Cansado de fingir que esto es un conflicto cuando claramente es una masacre”.
Testigos reportaron también ataques israelíes continuos sobre Shejaiya, donde edificios residenciales están siendo demolidos de forma sistemática.
En Rafah, al sur, un niño fue asesinado por disparos de soldados israelíes cerca de la costa. En la misma zona, otras dos personas resultaron heridas tras un bombardeo que alcanzó a un grupo de civiles.
Además, se registraron ataques de artillería en la localidad de Abasan al-Kabira, al este de Jan Yunis, y en zonas cercanas al campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza.