Zhuhai, China—La cuarta reunión ministerial del IV Foro China–CELAC, celebrada en Beijing el 13 de mayo de 2025, representó un punto de inflexión en las relaciones entre China y Latinoamérica. Tras siete años sin encuentros presenciales —el último en 2018, seguido por una edición virtual en 2021—, el foro recobró impulso en un escenario internacional marcado por tensiones entre grandes potencias, la reconfiguración de cadenas de suministro y un multilateralismo en crisis.
La adopción de la Declaración de Beijing y del nuevo Plan de Acción Conjunto 2025–2027 —respaldados por todos los países miembros, excepto Argentina— cristaliza esa convergencia de intereses. Pero, más allá de los acuerdos formales, esta edición se distinguió por su carácter multidimensional, plasmado en la intervención inaugural del presidente Xi Jinping, quien delineó cinco ejes estratégicos de cooperación, que articulan lo político, económico, cultural, social y de seguridad.
Aunque el foro funciona principalmente como un mecanismo de diálogo entre ministerios de Relaciones Exteriores, en esta ocasión adquirió mayor relevancia con la participación de tres presidentes latinoamericanos: Gustavo Petro, de Colombia; Gabriel Boric, de Chile, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil. Pero, ¿qué busca cada uno al acercarse a China?
Colombia: China, segundo socio comercial
Colombia llegó al IV Foro China–CELAC con un doble objetivo: fortalecer su liderazgo en América Latina mediante la presidencia pro tempore de la CELAC e impulsar una inserción internacional más equilibrada. Esta estrategia no implica un distanciamiento de Estados Unidos —de hecho, el propio presidente Petro ha propuesto una cumbre CELAC–Estados Unidos como vía para mantener canales de diálogo con Washington—, sino la voluntad de ampliar sus vínculos globales.
China ya es el segundo socio comercial de Colombia y su cuarto mayor comprador de petróleo. No obstante, el Gobierno de Petro no se limita a diversificar los destinos de exportación: también aspira a sentar las bases de una transformación productiva que permita al país posicionarse en sectores de mayor valor agregado, como el hidrógeno verde, la energía eólica offshore y las tecnologías limpias. Pero, sin inversión extranjera ni articulación con actores locales, esa transformación sería limitada. Frente a este reto, China aparece no sólo como un mercado de destino, sino como un socio estratégico. De ahí que Bogotá haya dado un paso decisivo en su agenda bilateral al formalizar su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), una medida que busca dinamizar sus vínculos con Beijing.
En esta nueva etapa en la relación bilateral, será relevante observar no solo cómo se materializan los proyectos acordados, sino también cómo se reconfigura la posición internacional de Colombia frente a otros actores clave. En ese sentido, podrían anticiparse reacciones en dos frentes: por un lado, del Gobierno de Donald Trump, cuyo segundo mandato ha venido acompañado de una narrativa crítica hacia la expansión de la influencia de China en América Latina; por otro, de la Unión Europea, dado que Colombia también encabezará en Santa Marta el 9 y 10 de noviembre la próxima cumbre CELAC–UE.
Chile apuesta por China como socio estratégico
Por su parte, Boric arribó a Beijing en medio de una coyuntura inesperada: horas antes, se conoció la decisión de las empresas chinas BYD y Tsingshan Holding Group de desistir de sus proyectos multimillonarios de producción de baterías y cátodos de litio en el norte de Chile. Sin embargo, este revés debe matizarse a la luz de la solidez del vínculo bilateral ya que Chile fue el segundo país latinoamericano en establecer vínculos diplomáticos con China --después de Cuba--, el primero en firmar un tratado de libre comercio y uno de los pocos que mantiene un superávit comercial con ese país.
En este sentido, el gobierno chileno prioriza la reunión bilateral con Xi Jinping, con el objetivo de reconducir el vínculo y dar un salto de calidad en la cooperación económica con China. Boric reafirmó el interés de Chile en participar activamente en la Iniciativa de la Franja y la Ruta y en las cadenas de valor de China. Xi, por su parte, expresó su apoyo a nuevas inversiones en territorio chileno y dio la bienvenida a más productos chilenos en el mercado chino. Como resultado del encuentro, se firmaron acuerdos en economía, salud, exportación agropecuaria, medios de comunicación y cooperación entre think tanks.
Posteriormente, Boric encabezó el Foro Empresarial Chile–China 2025, organizado por ProChile e InvestChile, orientado a fomentar el comercio y atraer inversión directa de capital chino. Si bien la profundización del vínculo no está exenta de tensiones --como la presión geopolítica de Estados Unidos y la resistencia interna a ciertos acuerdos--, el presidente chileno reafirmó su apuesta estratégica: “Chile mantiene su profunda convicción de que la manera de avanzar es construir puentes, ampliar nuestras relaciones alrededor del globo. En eso, China es un socio fundamental”.
Brasil es el principal socio de Beijing en América Latina
La asistencia del presidente Lula da Silva a la cita en Beijing dio continuidad a la visita de Estado de Xi a Brasil en noviembre de 2024, profundizando así lo que puede ser visto como “nueva etapa estratégica” en la relación bilateral.
Con más del 40% de las exportaciones latinoamericanas hacia China originadas en Brasil, el país es su principal socio comercial en la región, y mantiene una agenda de cooperación más amplia y diversificada, canalizada también a través de espacios como los BRICS, el G20 o el G77, que abarca desde infraestructura y energía hasta ciencia, tecnología y gobernanza.
En este contexto, la visita de Lula tuvo un objetivo doble: consolidar el rol de Brasil como interlocutor privilegiado de China en América Latina y ampliar el alcance de una asociación estratégica con visión de largo plazo.
Durante el encuentro se firmaron 20 acuerdos bilaterales que sientan las bases para la cooperación en las próximas décadas. En su declaración conjunta, Lula y Xi reafirmaron su compromiso con la modernización económica, la conectividad regional y el desarrollo sostenible, e incluyeron una posición común sobre la guerra en Ucrania, abogando por el diálogo y el protagonismo del Sur Global en la búsqueda por la paz.
En paralelo, se celebró el Foro Empresarial Brasil–China que resultó en compromisos de inversión por más de 4.700 millones de dólares. Se anunciaron proyectos como un hub de energía renovable en Piauí, la entrada de Meituan, una plataforma china de reparto de comida a domicilio; la expansión de Mixue, cadena china de bebidas y helados, y la compra de la mina Serrote. Además, se firmó un acuerdo de swap o permuta de divisas por 27.700 millones de dólares, reforzando la cooperación financiera bilateral.
China y América Latina planifican desarrollo conjunto tras reunión en Beijing
Como balance de las visitas de alto nivel y del IV Foro China–CELAC, se observa un impulso renovado del vínculo entre China y Latinoamérica bajo una agenda más compleja, estratégica y multisectorial. Entre los resultados concretos destacan el anuncio de Beijing de una nueva línea de crédito por 9.200 millones de dólares para los países de la región, su compromiso de ampliar el comercio hacia sectores emergentes o la exención de visado por un año para ciudadanos de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina.
Así, esta edición del foro evidenció la intención de China de consolidarse como un socio confiable para América Latina y el Caribe, y avanzar en la idea deplanificar conjuntamente el desarrollo y construir una comunidad de futuro compartido desde el Sur Global.